Al entrar en esta iglesia la sensación que percibí es como si estuviera en un lugar donde se guardan cosas con mucho valor, me pareció un joyero por lo recogida y por el valor que tenía el altar.
El florista optó por flores grandes y elegantísimas los colores el blanco y verde que resaltaban sobre manera entre los dorados.
El pasillo Impresionante. Se escogieron copas de cristal a la altura de los bancos, con la misma tonalidad en las flores que las del altar y con hiedra que aportaba ligereza al entorno.
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